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martes, 1 de noviembre de 2011

MIJAL SNUNIT

Mijal Snunit nació en Israel en 1940. Estudió en Tel Aviv y vivió en comunidad, en un kibbutz, haciendo tareas agrícolas y educando niños. Además de ser autora de libros para niños, es periodista.

Te propongo leer este hermoso cuento album... y después .... bueno primero ¡¡¡lean, miren y admiren!!!.



 A lo mejor te gustaría escuchar que alguien te lee este cuento y por eso ahora te proponemos escuchar al escritor Luis Pescetti haciendo precisamente eso...LEER...


Pero, si por las dudas no funciona Internet (a veces ocurre) aquí te hemos transcripto el cuento para que puedas leerlo. Adelante. Si ya lo hiciste, ve al final del cuento y concreta  la consigna escribiendo tu comentario.








El pájaro del alma 



Hondo, muy hondo,

dentro del cuerpo habita el alma.

Nadie la ha visto nunca

pero todos saben que existe.

Y no sólo saben que existe,

saben también lo que hay en su interior.



Dentro del alma, en su centro,

está, de pie sobre una sola pata, un pájaro:

el pájaro del alma.

Él siente todo lo que nosotros sentimos.



Cuando alguien nos hiere,

el pájaro del alma vaga por nuestro cuerpo,

por aquí, por allá, en cualquier dirección,

aquejado de fuertes dolores.



Cuando alguien nos quiere,

el pájaro del alma salta,

dando pequeños y alegres brincos,

yendo y viniendo, adelante y atrás.



Cuando alguien nos llama por nuestro nombre.

El pájaro del alma presta atención a la voz,

para averiguar que clase de llamada es esta.



Cuando alguien se enoja con nosotros,

el pájaro del alma se encierra

en sí mismo silencioso y triste.

Y cuando alguien nos abraza,

el pájaro del alma, que habita hondo,

muy hondo, dentro del cuerpo,

crece, crece,

hasta que llena casi todo nuestro interior.

A tal punto le hace bien el abrazo.



Dentro del cuerpo, hondo,

muy hondo, habita el alma.

Nadie la ha visto nunca,

pero todos saben que existe.

Hasta ahora no ha nacido hombre sin alma.



Porque el alma se introduce en nosotros cuando nacemos

y no nos abandona ni siquiera una vez mientras vivimos,

como el aire que el hombre respira

desde su nacimiento hasta su muerte.

Seguramente quieres saber de qué está hecho el pájaro del alma.

¡Ah!. Es muy sencillo: está hecho de cajones y cajones

pero estos cajones no se pueden abrir así nada más.



Cada uno está cerrado por una llave muy especial.

Y es el pájaro del alma el único que puede abrir sus cajones.

¿Cómo?. También esto es muy sencillo:

con su otra pata.



El pájaro del alma está de pie

sobre una sola pata;

con la otra –doblada bajo el vientre a la hora del descanso-

gira la llave, moviendo la manija

y todo lo que hay adentro se esparce por el cuerpo.

Y como todo lo que sentimos

tiene su propio cajón,

el pájaro del alma tiene muchísimos cajones.



Un cajón para la alegría

y un cajón para la tristeza,

un cajón para la envidia

y un cajón para la esperanza,

un cajón para la decepción

y un cajón para la desesperación,

un cajón para la paciencia

y un cajón para la impaciencia.



También hay un cajón para el odio

y otro para el enojo y otro para los mimos.

Un cajón para la pereza

y un cajón para nuestro vacío,

y un cajón para los secretos más ocultos

(este es un cajón que casi nunca abrimos).



Y hay más cajones.

También tú puedes añadir todos los que quieras.

A veces el hombre puede elegir

y señalar al pájaro qué llaves girar

y qué cajones abrir.

Y a veces es el pájaro quien decide.



Por ejemplo: el hombre quiere callar

y ordena al pájaro abrir el cajón del silencio;

pero el pájaro, por su cuenta,

abre el cajón de la voz,

y el hombre habla y habla y habla.



Otro ejemplo: el hombre desea escuchar tranquilamente,

pero el pájaro abre, en cambio,

el cajón de la impaciencia;

y el hombre se impacienta.

Y sucede que el hombre sin desearlo siente celos;

y sucede que quiere ayudar

y es entonces cuando estorba.

Porque el pájaro del alma

no es siempre un pájaro obediente

y a veces causa penas…



De todo esto podemos entender

que cada hombre es diferente

por el pájaro del alma que lleva adentro.



Un pájaro abre cada mañana el cajón de la alegría;

la alegría se desparrama por el cuerpo

y el hombre está dichoso.

Otro pájaro abre, en cambio,

el cajón del enojo; el enojo se derrama

y se apodera de todo su ser.

Y mientras el pájaro no cierra el cajón,

el hombre continúa enojado.



Un pájaro que se siente mal,

abre cajones desagradables;

un pájaro que se siente bien,

elige cajones agradables.



Y lo que es más importante:

hay que escuchar atentamente al pájaro.

Porque sucede que el pájaro del alma nos llama,

y nosotros no lo oímos.

¡Qué lástima!.

Él quiere hablarnos de nosotros mismos,

quiere platicarnos de los sentimientos

que encierra en sus cajones.



Hay quien lo escucha a menudo.

Hay quien rara vez lo escucha.

Y quien lo escucha solo una vez.

Por eso es conveniente ya tarde,

en la noche, cuando todo está en silencio,

escuchar al pájaro del alma

que habita en nuestro interior,

hondo, muy hondo, dentro del cuerpo.





*El pájaro del alma, Misal Snunit (solo texto), México, Fondo de Cultura Económica. 1994.




Ahora nos gustaría saber qué cajones le agregarías a tu alma y por qué... Además que cajón te gustaría que abriera siempre el pájaro de tu alma ... 





7 comentarios:

Mariana dijo...

Es un cuento hermoso que nos recuerda que el alma está allí aunque no la vemos y es lo más importante que tenemos...

mabel.s.c dijo...

es muy lindo porque abla sobre nuestra alma para todo seguro que es muy inportante y cuando isi no tenemos alma no tenemos sentimiento no sentimo nada esta muy bueno

diego dijo...

ami me gstaria que mi pajaro del alma siempre abra el cajon de la responsabilidad para quetodo el mundo tenga responsabilidad sobre todo

diego dijo...

ami me gstaria que mi pajaro del alma siempre abra el cajon de la responsabilidad para quetodo el mundo tenga responsabilidad sobre todo

Prof. M. Martín dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
eugenia dijo...

me encanto el cuento de mijal snunit; me gustara agregar el cajon del amor a mi alma para querer a mucha gente

Unknown dijo...

Es un muy bello cuento...ojalá todos aprendieramos a escuchar lo q el alma nos quiere decir..